He dejado de leer algunos diarios, especialmente en momentos
dolorosos, porque la repetición de la hijaputez me hace mal físico. Acá hay un
lindo análisis sobre esa hijaputez de la oligarquía. Mientras tanto, para dar
fuerza, dos discursos aguerridos contra la misma oligarquía y contra los mismos
imbéciles desclasados que se pliegan a los festejos.
Eva Perón estuvo al menos tres veces en Santa Fe. Sobre una dimos cuenta acá. (Había estado, una primera vez, acompañando a Perón en un plano casi inexistente, en su campaña electoral. Mirá acá)
Volvió a la ciudad en el 8 de septiembre de 1948, esta vez
junto a Perón, para inaugurar un complejo de viviendas.
Ambos comenzaron su visita oyendo misa en la Basílica de
Guadalupe, y tras un paso por las obras del Barrio General Perón, se llegaron
hasta la Casa de Gobierno.
De la multitud que los aguardaba, se destacaba un grupo de
canillitas trepados a un árbol. “Estos muchachos, que semejaban una bandada de
pájaros, no cesaban de aclamar al Presidente, coreando su nombre y repitiendo
estribillos, al mismo tiempo que movían acompasadamente las ramas del árbol. A
poco de aparecer en el balcón el Primer Magistrado advirtió la presencia de esos
niños que lo vitoreaban y dirigiéndose especialmente a ellos, sonriente, los
saludó con su característico ademán. Este gesto no pasó inadvertido al público
que prorrumpió en grandes aplausos. Mientras hacía uso de la palabra, más
tarde, el General Perón tuvo que detenerse varias veces ante las aclamaciones
de sus pequeños, a quienes solicitaba cariñosamente que callaran para poder
continuar, siendo obedecido al instante”, dice la crónica de El Orden.
También Perón hizo retirar los cordones que, ubicados frente
a Tribunales, impedían la llegada de más público a Plaza de Mayo “porque
deseaba tener lo más cerca posible a su pueblo, manifestando que mientras no se
cumpliera con ese deseo suyo no saldría al balcón principal”.
Desde el balcón habló en primer lugar el delegado regional
de la CGT Elio Calamante, quien marcó: “hoy está en Santa Fe el Mesías que salvó
a la patria del caos en que la habían sumido los gobiernos negreros que durante
muchas decenas de años vendían al extranjero la patria que les vio nacer, por
un puñado de oro”.
Eva fue breve. Quería que los santafesinos escuchasen a
Perón. “Puedo decirles a los santafesinos descamisados, que estén atentos,
porque así como el Gral. Perón en la Casa de Gobierno lucha, trabaja y sufre
por la felicidad de todos ustedes, nosotros debemos estar constantemente para
que la oligarquía agazapada no nos traicione nunca jamás”.
Perón fue duro en su mensaje a Santa Fe. Se refirió también a
la oligarquía: “Debe saber también el pueblo argentino que esta independencia
económica la hemos conquistado pero hay que consolidarla y mantenerla, y para
eso tenemos todavía mucho que luchar contra los restos de una oligarquía que
entregó al país y que aún vive, y contra los restos de los grandes consorcios
capitalistas, que hoy, divididos, trabajan en el interior del país y en el
exterior del mismo”.
“Si quieren guerra, van a tener guerra”, dijo. Y agregó:
Una vez hablaron de que nos iban a colgar a nosotros, hasta que yo les contesté, encargando a cada descamisado: “comprad tres metros de cuerda”...
El temor les enmudeció hasta ahora. Se han olvidado y vuelven a decir otra vez que nos van a colgar... ¡Nos volveremos a comprar la cuerda!... Pero que vayan sabiendo que el pueblo argentino comienza a cansarse de sus mentiras y sus bravatas, y que sepan también que yo, que he lanzado durante dos años a la paz, a la tranquilidad, a la cooperación de todos los argentinos, piensen como piensen y sientan como sientan, ya que les he perdonado todo lo que han cometido contra la Nación; yo que he pedido la paz, que he pedido la tranquilidad... no me va a temblar la voz el día que ordene que los cuelguen a todos!...
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