La crónica de El Litoral del golpe de Estado de 1966 vivido por Santa Fe. La construcción de la imagen de Tessio. La bienvenida del diario a Onganía y su “revolución”.
Como siempre que un golpe de Estado se producía en el país, en Santa Fe “reinaba absoluta calma”, según El Litoral. Fue también así con el derrocamiento de Arturo Illia, pero sin embargo, no fue este el más militado, el más apoyado, aunque el diario se rindió ante la evidencia: Illia ya no era presidente y Aldo Tessio dejaba la gobernación.
El modo en que Tessio abandonó la Casa de Gobierno me llegó hace años como un mito: el mito del bueno de don Aldo que después de derrocado se fue caminando y vitoreado por calle San Martín. Ese fue el relato de El Litoral. Así como la figura de Illia me llegó como la de un viejito bueno, la del gobernador era su versión local.
Illia "el honesto", y sólo eso. Comenzaba a hacer escuela el "honestismo". No importa ser un gobierno ilegítimo por llegar al poder con medio país proscripto; mucho menos nombrar canciller a un tipo que bombardeó la Plaza de Mayo dejando más de 300 civiles muertos; ni qué decir de impedir que Perón volviera al país.
Algo parecido pasó con "don Aldo". Sólo muchos años después se me hizo borroso. Aquella imagen de El Litoral que transcribo más abajo era la que me había llegado y permanece hoy en gran parte de los santafesinos. Pero Tessio era algo más que "honesto". No sólo había presidido la Comisión Investigadora del peronismo tras el golpe de 1955, sino que en septiembre de 1965 emitió un decreto evocando el 16 de septiembre de 1955, “formulando al pueblo de la provincia la formal exhortación para que en un ambiente de paz, de trabajo y de bienestar, se construya el futuro democrático cristiano que fue mira de nuestros mayores”.
Illia "el honesto", y sólo eso. Comenzaba a hacer escuela el "honestismo". No importa ser un gobierno ilegítimo por llegar al poder con medio país proscripto; mucho menos nombrar canciller a un tipo que bombardeó la Plaza de Mayo dejando más de 300 civiles muertos; ni qué decir de impedir que Perón volviera al país.
Algo parecido pasó con "don Aldo". Sólo muchos años después se me hizo borroso. Aquella imagen de El Litoral que transcribo más abajo era la que me había llegado y permanece hoy en gran parte de los santafesinos. Pero Tessio era algo más que "honesto". No sólo había presidido la Comisión Investigadora del peronismo tras el golpe de 1955, sino que en septiembre de 1965 emitió un decreto evocando el 16 de septiembre de 1955, “formulando al pueblo de la provincia la formal exhortación para que en un ambiente de paz, de trabajo y de bienestar, se construya el futuro democrático cristiano que fue mira de nuestros mayores”.
Decía aquel decreto firmado por Aldo Tessio en sus considerandos que con la “Revolución Libertadora” “se restablece en el país la vocación democrática de sus instituciones ratificándose el espíritu de libertad e inclinación cristiana como patrimonio tradicional de nuestro pueblo; que tal acontecimiento debe ser evocado por la ciudadanía para que todos y cada uno de los habitantes de la Nación pongan sus miras en el bienestar general adoptando en su esfera una conducta que haga imposible enfrentamiento entre quienes se cobijan bajo una sola bandera de la Patria; que por ello el gobierno de la provincia desea hacer propicia esta oportunidad para exhortar a todos los hombres a mancomunarse en el esfuerzo de progreso, paz social y seguridad indispensable para lograr los grandes objetivos merecidos por la Nación”.
Más data, acá.
El golpe y Tessio
Ante el cambio institucional no se notó en Santa Fe ningún síntoma de anormalidad, fue el título con el que abrió la página local El Litoral. Ni manifestaciones callejeras, ni incidentes: se esperaba.
Alrededor de las 6 de la mañana de aquel 28 de junio un grupo de militares encabezados por el coronel Juan B. Báez ingresó a Casa de Gobierno. Allí esperaban varios ministros; el vicegobernador llegó algunas horas después. Tessio regresaba desde Buenos Aires en auto. Báez exigió la entrega del gobierno; el ministro se negó a la espera de la llegada del gobernador.
Poco antes de las 9 entró a la Casa Gris el Dr. Aldo Tessio. Al ser abordado por un cronista de El Litoral, dijo: “Después muchacho. Venimos a cumplir una orden que no emana del pueblo. Pero la vamos a cumplir”. Mientras el todavía gobernador recorría el hall, “los presentes prorrumpieron en aplausos y vivas a su nombre”, registró el diario.
Unas 180 personas lo aguardaban en el despacho de la Gobernación, entre ministros, subsecretarios, legisladores, concejales, empleados.
Así publicó El Litoral cómo se desarrolló la escena:
Con voz pausada y con un marcado dejo de emoción, el coronel Báez se dirigió al Dr. Tessio recordando que los cinco años que lleva en Santa Fe habían sido “muy movidos”, para agregar: “Lamentablemente tengo que reiterar esta participación mía en el gobierno en circunstancias como esta, pero también me queda la satisfacción de haber arrimado el hombro al gobierno constitucional”.
Al responder, el Dr. Tessio expresó: “Las circunstancias de la vida nos han hecho estrechar vínculos que yo diría son indestructibles. Una desgraciada situación ha hecho que este mandato que recibimos del pueblo tenga que quedar truncado hoy. Al pueblo le devuelvo ese mandato y ojalá que las fuerzas armadas encuentren el camino que todos buscamos para que la felicidad de la patria sea una auténtica realidad”. Las palabras del Dr. Tessio fueron rubricadas con sostenidos aplausos, siendo fácil advertir que el ambiente se tornaba tenso por momentos, lo que se reflejaba en los rostros de los presentes.
Tras la firma del acta de posesión, el Cnel. Báez acompañó a Tessio y su vice hasta la vereda, y les ofreció un automóvil. Lo rechazaron.
Tessio fue vivado por un grupo que aguardaba frente a Casa de Gobierno. Acompañado por un centenar de personas, comenzó a caminar por calle San Martín, recibiendo adhesiones de los transeúntes. La marcha continuó hasta la sede del Comité Provincial de la UCRP.
El ex gobernador dijo entonces a El Litoral:
“somos hombres que hemos llegado a la función pública en brazos del pueblo. Ahora, nuevamente, el golpe militar desconoce el mandato popular. El país entero, con gran dolor despertó esta mañana; el gobierno que nunca se entregó a los mercaderes políticos vio truncada su marcha”.
“Este golpe –prosiguió-- se ha hecho para algunos sectores que veían con horror como el pueblo iba ganando su destino. Habrá que volver a empezar y volveremos a empezar. Todo se trunca cuando el país asistía al alumbrar de un nuevo día”.
Así, después de 32 meses de mandato, se iba de la Casa Gris el último gobernador radical que tuvo Santa Fe.
La interpretación
El momento argentino es el primer espacio de opinión que El Litoral le dedica al nuevo quiebre institucional. “Aquellos polvos trajeron estos lodos” señaló, y se refería, más de diez años después, a “La ignominia no olvidada de un régimen dictatorial (que) pretende ensombrecer nuevamente nuestros días inciertos”.
¿Qué juicio emitir sobre el gobierno depuesto?, se preguntaba el diario. “No es fácil determinar sus incompetencias. Era una administración de políticos honestos, pero la improvisación era su característica”. No sabía “estar frente a los problemas”.
Unos pocos días después, en el editorial Nueva tónica en la conducción gubernamental, el vespertino diferencia a este golpe de Estado de los anteriores. No lo llama, claro, golpe, sino revolución. Y la tilda de diferente, porque había adoptado su propio Estatuto. Esto no debía alarmar, siempre y cuando ese Estatuto fuera seguido en su letra: estaba en líneas generales con la Constitución (sí, con la pisoteada).
En esos fines y en el acatamiento de la Carta Fundamental está la praxis de una gestión que se inicia respetuosa de un estilo de vida tradicional, con la prudencia y la cautela de quienes aspiran a actualizar estructuras para ubicarlas en una nueva dinámica. En ese sentido nadie tiene derecho a especular con las generalizaciones, a esgrimir la dialéctica alrededor del slogan de que el régimen liberal ha perimido, cuando de lo que se trata des de afirmar al hombre en su esencia, en sus libertades, en sus derechos y en sus anhelos de una vida mejor, sin angustias ni sobresaltos.
El liberalismo, aclara El Litoral, no es responsable de las frustraciones económicas.
Pueden en determinadas coyunturas, en épocas de crisis, fracasar métodos y procedimientos para el encauzamiento de la economía, pero no es por culpa del liberalismo, que ha dado a la humanidad las soluciones más positivas y progresistas, sino por el fracaso de los gobiernos, por las disensiones y discordancias y la presión de corrientes extremistas que prometen paraísos inalcanzables y la libertad para cuando el Estado cumpla su ciclo de fagocitación, que nunca concluirá, de todo el esfuerzo y el sacrificio del individuo y sus espontáneas y generosas creaciones, de aquellas que pacientemente ha preparado sin advertir el peligro de ser absorbidas por un absurdo dirigismo estatal.
Bienvenido, Onganía.
Otra bienvenida
Publicada en El Litoral, el 29 de junio de 1966
1 comentarios:
Muy bueno el blog. Muy buena tarea de reconstrucción histórica.
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