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Casamiento gitano


Con cuatro días de pura fiesta y una cobertura periodística a lo grande debido a la atipicidad, se celebró en Santa Fe, en 1948, un casamiento entre gitanos que acampaban en barrio Centenario.

Como en el País de las Maravillas, Santa Fe tuvo su nota de fantasía; la influencia de Cupido ha tocado las fibras sensibles de dos corazones gitanos, que culminó ayer, con una feliz unión matrimonial y nuestra ciudad fue el escenario de ese idilio”, comienza la nota publicada el 21 de febrero de 1948 en el diario El Orden.

Desde hacía tiempo, habían acampado en el barrio Centenario “tribus” de gitanos, que habían logrado una excelente convivencia con los vecinos “criollos”.

Los protagonistas de la historia de amor eran Rosa Sofía Castillo y Miguel Salvador, ambos nacidos en Brasil, conservaban, según El Orden, “las características de su raza, pero llevan en su aspecto y en sus modales sellos inconfundibles de su penetración en los círculos criollos, eso ha gustado entre la gente del Barrio donde habitan, por eso decimos que la fiesta, además del significado específico, abarca otro aspecto y es precisamente el que revela ese acercamiento de esta raza con los nuestros”.

El casamiento se había realizado en la mañana del jueves 19, y como era tradición, los festejos se extenderían hasta el domingo. A decir del diario, Miguel estaba “acriollado”, se había adaptado a las costumbres santafesinas y se mezclaba con los vecinos del barrio, abriéndose “un camino cordial entre los argentinos”. Sin duda por ello, frente a las carpas, la noticia del casamiento gitano suscitó expectativa y curiosidad.

A nuestra llegada, el jefe de la tribu, don Julio Castillo, se adelantó a recibirnos e inmediatamente nos presentó a su gente, todos parecieran sentir honda satisfacción al alternar con gente extraña, especialmente con argentinos, ello se nota en el semblante, las expresiones y una destacada predisposición por ser agradables.

La novia, muy contenta según el diario, acató sin chistar la imposición de la tradición de su “tribu” y no apareció en la fotografía que luego se publicó: “no es impedimento ni tampoco puede ser un motivo de tristeza, ella comprende a su raza y la felicidad la colma”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante.

Reconocimiento Paterno dijo...

Me encantan todas tus notas! Son un descubrimiento siempre :)

Reconocimiento Paterno dijo...

Me encantan todas tus notas! Son un descubrimiento siempre :)

 
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