¡Estás igual!

En su edición de ayer, El Litoral publicó una nota que pretende socavar y ridiculizar a los trabajadores y a sus representantes. Nada nuevo. Para muestra, basta un botón.

Como “Erdosain” firma el autor este artículo de opinión que, apoyándose en los lugares comunes que supuestamente dice “la gente” se dedica a ridiculizar a los trabajadores y a sus sindicatos.
Primero, la emprende con los obreros de Paraná Metal y su gremio. Luego, con los docentes y su sindicato. Y después contra todos en general.

En la mesa de café está Marcial, el reaccionario que argumenta todo el tiempo: quienes cortan rutas buscan vivir de arriba; nuestro gremialismo es faccioso y mafioso; los sindicatos argentinos funcionan con una runfla de vagos y pistoleros; los gremialistas los son porque no quieren trabajar. También está en la mesa José, un “tierno” que dice que los gremialistas defienden a los compañeros. Abel los acompaña contemporizando y metiendo en la discusión la interna de la CTA. “Erdonsain” se hace el boludo: “no comparto”.

(Fin del primer acto)

El 14 de diciembre de 1966 el país se paralizó por un paro organizado por la CGT contra el gobierno de Onganía. Al día siguiente, El Litoral publica las incidencias de la medida de fuerza y un suelto titulado “Reflexiones ciudadanas y una acotación”. Quien lo escribe se presenta como “el cronista” que al recorrer la ciudad escucha de “la gente”:

–”Mientras gane lo suficiente para comer y educar a mis hijos...”. “¡Cómo Francia se recuperó con De Gaulle!”. “¡Si tuviéramos un Franco!”. “Habría que terminar con la política gremial”. “Así como se actuó con los partidos políticos habría que hacerlo con los sindicatos”, fueron frases corrientes de las conversaciones.

“El cronista” señala que este tipo de reflexiones muestran el deseo de “la gente” de que el país se encamine hacia el bienestar, pero que sin embargo “halla imponderables obstáculos para lograrlo mientras en un sentido colectivo no se comprenda la necesidad imperiosa de incrementar la producción, cubriendo sin desmayo las horas útiles de labor”. Con satisfacción, “el cronista” dice que ya habían quedado atrás los tiempos en que “con el mínimo esfuerzo se obtenían compensaciones pecuniarias que dañaban en profundidad la economía nacional”.

Nadie negaba, finalizaba, que los obreros debían recibir una mejor retribución, pero debía primar el “buen sentido” y éste conducía a la “única conclusión de que sólo por el trabajo fecundo se alcanzarán los grandes objetivos a que aspira la Nación”.

Al día siguiente, el Sindicato de Prensa de Santa Fe emitió una aclaración: “Ningún cronista afiliado a nuestro sindicato trabajó el día 14 ni escribió tal comentario. Consideramos necesario efectuar esta aclaración, debido a que, si no lo hiciéramos, la opinión pública tendría una imagen distorsionada de la actitud que tomamos los trabajadores de prensa en relación al paro, que fue de apoyo unánime”.

(Fin del segundo acto)

Algunas cositas más, el lunes 18.