Se casa mi amiga Josefina y esta
noche despedimos su soltería. Desde este blog, el homenaje debido y algunas de
las obligaciones de las que deberá empezar a hacerse cargo.
Allá por 1911, el diario Santa Fe
publicó, firmado por un/a tal “E. B. Cacaue”, un artículo dedicado a demostrar
que era la ciencia la que negaba derechos a las mujeres. Y sin detenerme
demasiado en sus muy interesantes observaciones, me quedo con las que vienen al
caso de Josefina.
Don M. Edouard Perriet había
afirmado en un libro que “la ciencia contiene indicaciones muy precisas sobre
los roles respectivos que corresponden al hombre y a la mujer en una sociedad
racional”.
El científico había probado que en
todas las especies animales “el sexo femenino es el sexo de la economía y de la
acumulación de reservas, el que se distingue esencialmente por sus sentimientos
de ternura hacia su prole. El masculino es el de la actividad y la lucha. El
macho mantiene y defiende la progenitura; la hembra la vigila, cría y
alimenta”.
Y concluye Perriet: “Una
organización conforme a los datos científicos, debe tener en cuenta estos
hechos y mantener entre los dos sexos una división del trabajo necesario. El
sitio de la mujer está en el hogar. Es al hombre a quien incumben los negocios
exteriores, cuyas exigencias no pueden combinarse con las de la maternidad”.
Varios años después, en 1937, una
mujer (Angélica Méndez) publicó en el también santafesino diario El Orden Un
minuto al oído de la esposa, justamente en la sección “Escribe una mujer”.
“Deslízase con tranquilidad su
vida, entre sus pequeñuelos, su marido y los cuidados domésticos. No le aprecia
gran sabiduría para conocer sus deberes, que su recto corazón y su marido le
dictan, ni ha menester grande esfuerzo para practicarlos, pues, que en ellos
halla el consentimiento y sosiego”.
¿Qué hace una esposa, Josefina? “La
esposa prudente y económica apoya al marido en la suma de sus laudables
propósitos; puede animándolo con dulzura y serenidad, hacer que en su ejemplo,
que en ellos se fortalezcan los buenos principios, que son la semilla de las
virtudes más prácticamente ventajosas”.
Y calma, Josefina, calma: “Sepa
contener y contenerse; tolerar y mostrarse paciente: conozca los defectos de su
compañero, pero sepa tolerarlos con afabilidad y corrigiéndolos del mejor modo
que pueda”.
3 comentarios:
Gracias amiga Mignone, sé que su columna intenta dar un aporte a mi futura vida matrimonial. Y no es por despreciar, pero paso. Para mí, usted sabrá, en una mano la cacerola pero en la otra alguna bandera de lucha! Nos vemos a la noche para divertirnos como niñas.
Gracias amiga Mignone. Sé que su columna intenta darme claves para un futuro matrimonial y familiar feliz. Y no es por despreciar el aporte, pero paso. Para mí, usted sabrá, en una mano la cacerola y en el otro alguna bandera de lucha. Nos vemos esta noche para divertirnos como niñas.
Comparto Josefina!
No obstante si te tuviera que aconsejar iría con consejos más profundos (del siglo XIX).
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