A nivel nacional, y por impulso de Alfredo Palacios, se
estableció en 1905 la obligatoriedad del descanso dominical. En la provincia de
Santa Fe, la ley se sancionó un año después y durante varios años --y tras muchas quejas bajo el puente—se fueron
produciendo modificaciones, eliminando o ampliando excepciones.
La mayoría de las quejas que refleja uno de los diarios
santafesinos de la década de 1910 tienen que ver con la “elasticidad” de la
norma en lo que se refiere a los controles. Era la policía la encargada de
verificar el cumplimiento de la ley, y, según el diario Santa Fe, había “hijos
y entenados”: “Nos consta que hay panaderías que trabajan los domingos,
con conocimiento de la autoridad policial. Estas hacen ir a todos sus
operarios, que tienen un doble horario continuo, desde el sábado hasta el
domingo. En cambio, cuando algún comerciante minorista vende en esos días
algunos centavos de arroz o cualquier otro artículo de primera necesidad, es de
inmediato multado”, opina el periódico.
Pero la queja más constante del diario Santa Fe a lo largo
de los años es por la falta de control sobre los despachos de bebidas. Los almacenes
de ramos generales, que no vendían ni un gramo de arroz, en cambio sí expedían
alcohol.
“Doloroso resulta convenir en que la ley de descanso
dominical, dada la aplicación inconsulta que tiene en esta provincia, es la
primera en propender directamente el fomento del alcoholismo entre las masas
inclinadas al vicio con que inevitablemente cuentan los pueblos”, opina con
contundencia. Al no haber habilitado como excepción al descanso dominical a
este tipo de negocio, para el Santa Fe la ley se transformaba en “uno de los
primeros factores del vicio alcohólico, no es menos cierto y palmario que con
esto se protege a sabiendas un sistema de todo punto nocivo y contraproducente
que afecta a la cultura y al progreso moral y material de toda provincia que como
la de Santa Fe aspire a colocarse en un nivel superior”.
Sin embargo, el diario defendía el espíritu de la ley, entre
otras razones porque era necesario el descanso de los trabajadores, porque este
era “un medio de conservación de la especie por ese ahorro de fuerzas físicas”.
Al pueblo y a los patrones
En junio de 1914, el Centro Unión de Empleados de Comercio
publicó una solicitada en el mismo diario, en la que, con mucha ternura, se
dirige al pueblo santafesino y a la patronal comercial.
Al pueblo de Santa FeConciudadanosPor primera vez el Centro Unión Empleados de Comercio recurre a vosotros, después de haber agotado todos los medios a su alcance para conseguir de los poderes públicos lo que en ley conciencia nos corresponde:
EL DESCANSO SEMANAL DE 24 HORAS CONSECUTIVAS
Es evidente que el gremio de empleados de comercio es el que más recargado está en su trabajo, pues el largo y laborioso horario, que pesa sobre ellos, les impide disponer de las horas necesarias para recrear el espíritu abatido y alimentar la mentalidad atrofiada por la labor.
Sin embargo estas consideraciones no han sido suficientemente fuertes para convencer a algunos patrones, que parecen complacerse en el sacrificio de sus dependientes, y han preferido echarse encima la odiosidad de los que la dura necesidad los obliga a soportarlo, antes que dejar de percibir el mísero interés que pueden aportarles cinco o seis horas de trabajo.
Para estos el anatema y el desprecio porque son indignos de consideración alguna.
PUEBLO DE SANTA FE
Imitad a los pueblos de las demás naciones civilizadas haciendo causa común con los que son vuestros hermanos y compañeros.
Corresponded a nuestras atenciones prestándonos vuestra ayuda en este momento en que se juega nuestra felicidad, porque el descanso da vida y la vida felicidad.
PATRONES RAZONABLES
Sed también generosos, uniéndoos con los que os ayudan a consolidar y aumentar vuestros capitales, para que los encargados de dictar leyes y reglamentarlas se convenzan de la justicia que nos asiste y nos den lo que pedimos
EL DESCANSO DOMINICAL
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