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Gorilas admirados I: Nos visita Braden

 Hacia fines de julio de 1945 Santa Fe recibió la visita de una estrella: de gira por distintos puntos del país, llegó a la ciudad para disertar sobre la “política de buena vecindad” el embajador norteamericano Spruille Braden.

Llegó en auto, proveniente de Rosario, junto a su esposa María Humeres Solar y su secretario. A la entrada a la ciudad los esperó el Comisionado Municipal, Dr. Álvaro González y los secretarios, como así el jefe de Policía Sr. Domingo Arguinchona, quienes le dieron la bienvenida. “De inmediato se comisionó a dos empleados de la División de Investigaciones para que permanezcan a las órdenes del ilustre visitante durante su permanencia en esta ciudad”, dice la crónica de El Orden.

El hombre fue a territorio amigo: la Universidad Nacional del Litoral. La bienvenida al embajador se la dio el rector Josué Gollán, con estas floridas palabras: “La UNL se honra con vuestra presencia, señor Embajador, y os presenta, con su saludo cordial, el homenaje de la simpatía y admiración que siente por vuestro país, magnífica expresión del poderío del hombre en el ejercicio y en defensa de la libertad. Agradecemos la generosidad y la comprensión que habéis demostrado al aceptar la invitación que os formuláramos para ocupar esta cátedra de prédica democrática, a la que aportaréis el concurso de vuestro profundo conocimiento sobre problemas americanos, fruto de una larga y difícil labor diplomática”.

Gollán, en su extensa introducción, hablaba de que en la situación del país, no se trataba de oponerse a los reclamos de mejoras sociales, sino que estas y otras mejoras “sean concebidas y realizadas para sus propios y nobles fines y no para otros ajenos”.

Luego fue el turno de Braden, con su conferencia sobre la buena vecindad y la doctrina Monroe. El discurso ocupa casi dos páginas de letras y columnas apretadas en la sábana que era por entonces el diario El Litoral.

La estadía de Braden en Santa Fe continuó luego con la visita a los dos diarios de la ciudad. Primero visitó El Orden, donde fue recibido por el director Fernando Estrada. Apenas unos meses después ese diario seguramente habrá renegado de las fotografías en las que se ve a Estrada estrechando la mano de Braden.


Distinta fue la situación en El Litoral, donde fue recibido por el director Riobó Caputto, el co-director José Bachini y el subdirector Enzo Víttori. También visitaron la redacción para la ocasión los presidentes de la Bolsa de Comercio y de la Unión Industrial.

Desde allí, Braden se dirigió a los salones del Ritz Hotel, donde más de 300 comensales participaron del banquete en su honor.

Al día siguiente, mantuvo una charla con los estudiantes de la UNL, donde el embajador habló de la estima “del pueblo y gobierno norteamericano por el pueblo argentino que a través de su historia, dijo, revela su profundo amor por la democracia y la libertad, principios estos por cuya permanencia en el mundo hemos luchado y continuamos luchando en la guerra que aún no ha concluido”.


La visita terminó luego de un almuerzo en su honor en el Club del Orden.

Esta especie de gira artística de Braden fue una especie de búsqueda de voluntades para lo que se preparaba en el país: la Marcha de la Constitución y la Libertad que, agitada por Braden, tendría a todos unidos en sus filas a radicales, socialistas y comunistas, junto a empresarios, comerciantes y terratenientes.

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