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¿Qué tendrá Landrú?

Era feo, viejo, analfabeto pero amado por las mujeres. Todas las que estaban con él vivían satisfechas y felices. Sólo que por poco tiempo, porque Landrú las mataba. Y ellas iban a la tumba con una gran sonrisa. Una insistente pregunta alrededor del caso: ¿Qué tendrá Landrú?

Los hechos que relata esta información sucedieron en París. No tiene nada que ver con nuestra ciudad, pero sin embargo, el diario Santa Fe le dedica un amplio espacio, y vale la pena conocer algunos detalles.

Se trata de la condena a muerte de “Landrú” en 1922. El proceso a Landrú había ocupado, según el diario, las conversaciones del común de la gente, por tratarse “de uno de esos delincuentes verdaderamente excepcionales”.

No tenía ningún realce estético su figura, decía. “Su cabeza es calva, su estatura es pequeña, siendo más viejo que joven. En su rostro se destacan dos ojillos que brillan mucho. Nada más”.

Sin embargo,

con tan vulgarota estampa, Landrú ha sido un don Juan, un enamorado ferviente, un conquistador infalible. Sus novias se cuentan por centenares. Ha vivido con doce que se sepa y a las doce las ha asesinado sin que nadie se diera cuenta. Algunas de sus desdichadas mujeres han escrito que la felicidad paradisíaca no está en las glorias celestes, sino viviendo al lado de Landrú. Nadie ha podido saber con certidumbre cual ha sido la vida amorosa de este hombrecillo, mecánico electricista de oficio, y casi analfabeto. Su expresión, sin embargo, es correcta y su sistema nervioso acusa una serenidad de absoluta inconsciencia.

Estaba realmente intrigado este diario porque era casi un analfabeto y discutía con éxito con los letrados. Pero además, inexplicablemente, siendo de una “fealdad acentuada, es amado o ha sido amado por muchas mujeres, por centenares de ellas”.

Continuaba el Santa Fe: “Todas las mujeres que han vivido con él se han sentido dichosas, como bienaventuradas. Sólo que esta felicidad les duraba poco, muy poco. Al cabo de algunas semanas o de algunos meses, Landrú mataba a la que tenía, la enterraba piadosamente en un jardincillo que poseía y poco después se traía a otra que corría igual suerte”.

La inocente curiosidad del periodista no tiene fin: “¿Qué facultades de atracción tiene Landrú para realizar el milagro más difícil que existe, como lo es, sin disputa, el amor desinteresado de tantas mujeres?”.

Dejo la respuesta a vuestra imaginación.

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