Al cumplirse 30 años del inicio del conflicto
bélico, recordábamos qué decía el diario El Federal durante la guerra. Hoy, le
toca a El Litoral.
A través de sus portadas, republicadas por el
vespertino en ocasión del 30º aniversario del inicio de la guerra, se puede
detectar una constante: la crítica al “inútil” esfuerzo diplomático que había empujado,
a entender del diario, a esa guerra justa.
El mismo 2 de abril comienza una serie de
notas que, más allá del día a día del conflicto, fija la posición editorial del
medio, sea a través de sus propias plumas o por medio de sus habituales
columnistas de agencias.
Además de calificar como “Histórica” la
recuperación de las Islas, se publica Regreso de la tierra irredenta, un texto
que pone al evento a la altura de epopeyas tales como la Reconquista de Buenos
Aires, el cruce de los Andes, la gesta sanmartiniana, la Vuelta de Obligado y
la resistencia al bloque anglo-francés. Fue enfático el vespertino al señalar
que había llegado el momento de poner fin a 150 años de usurpación y de
“inútiles negociaciones”. Con la fuerza “legítimamente ejercida” se restituían
las Islas a las que no se había podido regresar “porque por mucho tiempo
–excesivo tiempo– se pensó y creyó que alguna vez iba a prevalecer la razón”.
El 10 de abril, tras una manifestación en
Plaza de Mayo mientras el presidente Galtieri se entrevistaba con el secretario
de Estado norteamericano, bajo el título El pueblo argentino de pie, El Litoral
exalta el “magnífico ejemplo de unidad nacional” por el cual peronistas,
radicales, socialistas, demócratas, profesionales, obreros, jóvenes, viejos
habían acudido al espacio público, como tanto tiempo antes lo había hecho el
pueblo del antiguo virreinato, “para construir una nueva y gloriosa nación”. Y
reitera: los casi 150 años pasados desde la usurpación habían sido años de
“ejercitar una paz que más que paz significaba claudicación”.
Una semana después, en la misma línea: “Es
indudable que la Argentina procedió teniendo a la vista su incuestionable
derecho al bien reclamado, que ha agotado hasta el hartazgo los medios
pacíficos.”
El hundimiento del ARA General Belgrano fue
para el vespertino “el broche final para galvanizar por siempre la unión de la
ciudadanía”, y tomado como el más fundamental símbolo de la justicia de la
causa argentina frente a un enemigo que venía “desde el fondo de los tiempos”.
Para el 172º aniversario de la Revolución de
Mayo se señaló que, como en lejano 1810 se había enfrentado a un imperio
colonial como España, ese mayo de 1982 sorprendía al país desafiando a otro
imperio: Gran Bretaña. “Aparentemente en una y otra circunstancia, pareciera la
lucha de David enfrentando al monstruoso gigante Goliat. Pero está escrito que
el filisteo opresor es vencido por el pequeño rival que se engrandece en virtud
del espíritu de justicia que lo anima. La fuerza acusa su deleznable fragilidad
cuando se está al servicio del honor, de la justicia y la libertad”.
La rendición trajo en varios sectores
políticos, gremiales y en gran parte de la ciudadanía, como en los medios de
comunicación, la exigencia de la apertura democrática que durante seis años no
habían demandado. El Litoral también lo hizo. En su análisis del discurso de
Galtieri anunciando la capitulación marcó: “Fue entonces un mensaje de tono
crudo, realista, hosco, pero por sobre todo impregnado de una notable
sinceridad que nace de la más difícil de las reflexiones que puedan intentarse,
es decir, reconocer los propios errores o, lo que es lo mismo, del sistema
instaurado en el país”.
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