¿Qué
preferimos festejar? Algo sobre la institución del 7 de junio como el
día del periodista y del 25 de marzo como el del trabajador de prensa.
El Primer Congreso Nacional de Periodistas se realizó en Córdoba entre el 26 y 28 de mayo de 1938. Congregó a Círculos de varias provincias. Aquellas agrupaciones aglutinaban tanto a obreros como a propietarios y el leve cariz gremial que tuvo aquel Congreso derivó en que la Federación Argentina de Periodistas (FAP) naciera entonces con el portazo de algunos Círculos dominados por los patrones.
Ese primer Congreso votó una resolución que en su artículo 2º decía: “Consagrar para su celebración anual (del día del periodista) el día 7 de junio, fecha en que apareció el número inicial, el año 1810, de la “Gazeta de Buenos Ayres”, primer diario argentino que inauguró la libertad de prensa en la América meriodional, creado e inspirado por el doctor Mariano Moreno”.
No vamos a entrar aquí en la polémica “morenistas versus saavedristas”, ni a trasladar categorías actuales de análisis a lo sucedido hace más de doscientos años.
Sí hay que hacer notar al menos dos cuestiones: más allá de la importancia que tuvo el primer diario oficial de la República en un contexto como el de 1810, Moreno tenía muy claro lo que entendía por libertad de prensa: “Debe darse absoluta franquicia y libertad para hablar en todo asunto que no se oponga en modo alguno a las verdades santas de nuestra augusta religión y a las determinaciones del gobierno”, escribió en la Gazeta.
Y por otro lado hay que destacar la concepción de un Moreno que se ponía al frente de la vanguardia que habría de guiar a las mayorías: “los pueblos nunca saben, ni ven, sino lo que se les enseña y muestra, ni oyen más que lo que se les dice”, subrayó, y muchos periodistas se hicieron cargo de tal desprecio.
El Primer Congreso Nacional de Periodistas se realizó en Córdoba entre el 26 y 28 de mayo de 1938. Congregó a Círculos de varias provincias. Aquellas agrupaciones aglutinaban tanto a obreros como a propietarios y el leve cariz gremial que tuvo aquel Congreso derivó en que la Federación Argentina de Periodistas (FAP) naciera entonces con el portazo de algunos Círculos dominados por los patrones.
Ese primer Congreso votó una resolución que en su artículo 2º decía: “Consagrar para su celebración anual (del día del periodista) el día 7 de junio, fecha en que apareció el número inicial, el año 1810, de la “Gazeta de Buenos Ayres”, primer diario argentino que inauguró la libertad de prensa en la América meriodional, creado e inspirado por el doctor Mariano Moreno”.
No vamos a entrar aquí en la polémica “morenistas versus saavedristas”, ni a trasladar categorías actuales de análisis a lo sucedido hace más de doscientos años.
Sí hay que hacer notar al menos dos cuestiones: más allá de la importancia que tuvo el primer diario oficial de la República en un contexto como el de 1810, Moreno tenía muy claro lo que entendía por libertad de prensa: “Debe darse absoluta franquicia y libertad para hablar en todo asunto que no se oponga en modo alguno a las verdades santas de nuestra augusta religión y a las determinaciones del gobierno”, escribió en la Gazeta.
Y por otro lado hay que destacar la concepción de un Moreno que se ponía al frente de la vanguardia que habría de guiar a las mayorías: “los pueblos nunca saben, ni ven, sino lo que se les enseña y muestra, ni oyen más que lo que se les dice”, subrayó, y muchos periodistas se hicieron cargo de tal desprecio.
Algunos años después, tras varias discusiones, el secretario de Trabajo y Previsión Juan Domingo Perón firmó el decreto que por primera vez reconocía legalmente la condición de trabajadores de los periodistas.
Ya
no educadores ni guías vocacionales, sino trabajadores. Era el 25 de
marzo de 1944 cuando entró en vigencia el Estatuto del Periodista
Profesional.
Hasta
que la “Revolución Libertadora” desalojó a Perón de la presidencia y
barrió con los gremios, el 25 de marzo, Día del Trabajador de Prensa,
fue feriado para quienes ejercían sus funciones en los medios, sumando
además al resto de los obreros del sector (administración, expedición,
etc.).
A las empresas, a
la historia liberal y a muchos periodistas sin conciencia de clase,
siempre les quedó mucho más cómodo ser considerados periodistas que
trabajadores de prensa.
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