Ante este hecho, El Eco deseaba que Oroño recibiera la “maldición de sus compatriotas”.
Estaba el ex gobernador, decía, “acosado por la rabia de su impotencia, y no pudiendo alegar razones que justifiquen ante el senado su impudente cinismo, ha arrojado su bilis, con injurias y calumnias las más atroces, contra el Gobernador de Santa Fe, constituido por su popularidad y patriotismo en la más fuerte columna de la Nacionalidad argentina en el litoral, y ha tenido la osadía de estampar más tarde en un órgano de la prensa, cloaca por donde pasan sus inmundas producciones, las mismas palabras que en el Senado Argentino, se han desdeñado todos de contestar, porque los han apreciado todos en lo que calen; como desahogos de un loco furioso, que sólo inspira la risa del desprecio entre la gente cuerda”. ¿Es necesario aclarar que El Eco era entonces un diario oficialista?
Repasemos los calificativos que se le aplican al Senador Nacional Oroño: loco furioso, cínico, inmundo, loco, entre otros. Auguraba el periódico que Oroño estaba destinado “a morir como la serpiente rabiosa mordiéndose la cola”.
Y prometía: “A pesar de que tanto nos repugna ocuparnos de viles personajes hemos de volver otra vez sobre esta materia para hacer conocer al Senado Argentino esta víbora ponzoñosa que abriga en su seno”.
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