Desde las empinadas cuestas andinas en las que el Cristo de los Andes es tutelar, protector y símbolo de amor universal, hasta las ondulantes cuchillas entrerrianas en las que tantas veces se inmortalizó el coraje gaucho de nuestra raza; desde los picos y quebradas de Salta, escenario de los bisoños vencedores de Belgrano y los bravos de Güemes hasta las desérticas tierras patagónicas en la que cada habitante es un vigía de futuro, se oyen las mismas demandas y los mismos clamores. ¡Perón otra vez presidente! ¡Queremos la reelección de Perón!.
Así se inicia General, Ud. y nadie más
que Ud., un artículo firmado por Zoilo Justo aparecido en marzo de
1951 en El Orden.
Sobra recordar que
El Orden fue “el” diario peronista de Santa Fe.
En Santa Fe, uno
de los actos más importantes fue el que inauguró la campaña
electoral, en el mes de julio.
Fue organizado por la CGT en Plaza
Alberdi, y contó con la presencia del gobernador Juan Caésar.
Antes de los
discursos, dice la crónica de El Litoral, se ejecutaron el Himno
Nacional y la marcha “Los muchachos peronistas”. José Pérez,
delegado regional de la CGT, fue el primero en tomar la palabra.
El sindicalista
analizó la situación de los trabajadores previa a la creación de
la Secretaría de Trabajo y Previsión y agregó que la doctrina
justicialista “es ideal de paz, concordia, confraternidad entre los
hombres y los pueblos y de redención de los humildes”. Pérez
condenó a los políticos que trabajaban en la sombra para interferir
el proceso “ascendente del pueblo argentino” y finalizó su
discurso diciendo:
Que cada uno de nosotros sepa cumplir con el deber en el sindicato, la fábrica y el taller es la consigna de esta hora justicialista. Ni un paso atrás es la orden de nuestra central para que este poderoso ejército de trabajadores concrete con legítimo orgullo la unánime aspiración del pueblo para que esta Nueva Argentina continúe gobernada por el más preclaro de sus hijos: el general Perón.
Las elecciones se
realizaron el 11 de noviembre. El 62% reeligió a Perón. ¿Por qué?
La respuesta la
tiene El Litoral.
Había problemas
que esperaban solución, marca. También obras públicas que debían
completarse. Pero el país, dice, había entrado en un proceso que
había precipitado la transformación económica “pasando a ser
cada vez más un emporio de trabajo industrial”.
El Litoral
manifestaba además que el sector agropecuario reclamaba medidas para
mejorar en sus aspectos técnicos, para acompañar el nivel de vida
del hombre de campo y en especial del trabajador rural, que se habían
elevado “hasta alcanzar a ser compatible con su condición humana”.
Distinta había
sido la postura de este diario cinco años antes, cuando Perón era
combatido y sus seguidores tildados de resentidos y subhombres.
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