A propósito de la creación de “El Dorrego”,
nada más colateral que esta historia. Manuel Dorrego, el facilitador del
periodismo santafesino.
Con Manuel Dorrego gobernador de Buenos Aires,
se estableció en Santa Fe la “Representación Nacional de las Provincias
Unidas”. Fue un cuerpo débil, que en ese 1828 estaba atravesado por diferencias
entre las provincias, la guerra con Brasil y la separación de la Banda Oriental.
E intentaría, tras el asesinato de Dorrego, asumir funciones de Poder Ejecutivo.
Pero este complejo panorama no es “colateral”.
Lo colateral es lo que hizo Dorrego por el
periodismo de Santa Fe. Uno de los diputados por Buenos Aires, Vicente
Anastasio Echevarría fue el encargado por Dorrego de traer a la representación
una imprenta, para el uso de la Convención. Don Francisco Sagari, su
administrador, también se instaló en la ciudad.
Durante todo el tiempo que la Representación
estuvo en Santa Fe, por esa imprenta se publicaron los primeros periódicos que
conoció la ciudad, en dos grandes grupos.
En primer lugar, los del padre Castañeda. Fray
Francisco de Paula Castañeda había sido desterrado de Buenos Aires y se le
había suspendido “la facultad de escribir” por algunos de sus periódicos.
Después de pasar un tiempo escondido, llegó a Santa Fe, instalándose en el
Rincón de Antón Martín, a pocos kilómetros de la ciudad capital. Allí, con el
permiso y apoyo del gobernador, levantó una iglesia y una escuela.
Como era de esperarse, el fraile no se
contentó con la enseñanza, por lo que empezó a cavilar nuevos periódicos. Así
es que escribió a López, solicitando su autorización para publicar tres hojas: Población y rápido engrandecimiento del Chaco; El santafesino a las otras
provincias de la Antigua Unión y Obras de nueve sabios que murieron de
retención de palabras.
No hay noticias de que estos tres periódicos
se hayan publicado. Pero en 1825, Castañeda redactó en Santa Fe los seis
números de Derechos del Hombre o Discursos Históricos – Místico – Político –
Crítico – Dogmáticos sobre los Principios del Derecho Político, pero los mandó
a imprimir a la Universidad de Córdoba, por no contar la ciudad con imprenta.
Será con la que envió Dorrego a la
Representación Nacional de 1828 con la que Castañeda volvería a publicar.
Primero vio la luz Vete Portugués que aquí no
es, publicado entre el 1º de junio y el 17 de setiembre de 1828, cuyo tópico
principal fue la lucha contra los brasileños adueñados de la Banda Oriental. En
agosto, con la firma de la polémica paz con Brasil, Castañeda varió el nombre
de la publicación y el 11 de octubre, con el nº 20, saca Ven Portugués que
aquí es. Culminó su existencia, con el nº 30, el 17 de diciembre.
Pasaría menos de un mes hasta que se conociera
el último de los periódicos santafesinos de Castañeda. La sublevación de
Lavalle y el fusilamiento de Dorrego fueron esta vez las excusas: el 21 de
enero de 1829 apareció Buenos Aires Cautiva y la Nación Argentina Decapitada a
Nombre y por Orden del Nuevo Catilina Don Juan Lavalle. El primero de sus 11
números contenía la “Biografía del Ingenioso Hidalgo Juan Lavalle y otras cosas
más que leerá quien quiera leer horrores”. El último ejemplar es del 27 de
mayo.
El otro grupo de periódicos sacados por esa
imprenta fue publicado por los propios diputados, todos ellos para pronunciar a través de la prensa el
acuerdo de las provincias para lograr el establecimiento de un congreso
nacional federal y defender a la Representación de los ataques de cierta prensa
porteña.
Se trataba de El Argentino (9 números tirados
entre el 25 de mayo y el 10 de agosto de 1828), redactado por el diputado por
la Banda Oriental Baldomero García; El Domingo 4 de mayo en Buenos Aires ( 5
números entre el 1º de junio y el 27 de julio) escrito por Echevarría y José
Ugarteche, también diputado por la Banda Oriental. Baldomero García sacará el
23 de agosto El espíritu de la Federación Republicana; entre el 31 de octubre y
el 17 de diciembre se tiraron los 9 números de El Satélite, redactado por Echevarría
y Pedro Salvadores. Ya en 1829, entre el 26 de enero y el 19 de mayo, salieron
los 6 números de El Federal, del diputado García.
El 15 de abril de 1829, poco antes de la
disolución del cuerpo, se produce un hecho, como mínimo, curioso. El gobernador Estanislao López se
había plegado al Ejército de la Unión, por lo que estaba en funciones, como
gobernador delegado, Pedro de Larrechea.
Ese día, de Larrechea acusa recibo de una nota
del presidente de la Representación Nacional en la que le informaba que don
Francisco Sagari, oficial mayor de la imprenta, había sido confinado a una
celda de la Guardia Principal y posteriormente encarcelado en una pieza de la
Casa de Gobierno.
Sagari no había sido acusado ni de mercenario,
ni de coimero, ni de iluminado, ni tampoco había impreso cosas contrarias a la
ideología federal sostenida por la Representación, algo que en esa época se
pagaba con la pérdida del estatus de ciudadano.
No. Sagari fue encarcelado por hallarse
“sumamente desaseado y en nada conforme a una persona decente”. Al menos así figura en las actas.
Durante la Representación, hubo varios debates
acerca de la libertad de imprenta y la necesidad o conveniencia de regularla
(ya lo veremos), pero la desarticulación del cuerpo tras el fusilamiento de
Dorrego interrumpieron las deliberaciones.
Una de las últimas resoluciones de la
Representación fijó el destino de la imprenta: “El Administrador de la Imprenta
pondrá el establecimiento de su cargo a disposición del Gobierno de Buenos
Aires”.
Al asumir Juan Manuel de Rosas al frente de
esa provincia, cede la imprenta a Santa Fe. Estanislao López crearía con ella
la Imprenta del Estado, desde donde saldría en 1830 El Federal, nuestro primer
periódico oficial.
Esa imprenta del estado sería también, por
varias décadas, la única en la ciudad; pasarían años para que una imprenta
privada diera otro tipo de publicaciones. Esa imprenta, también se convertiría
en fuente de disputas entre “empresarios periodísticos” cuando el estado la
comenzara a concesionar y permitiera, a cambio de la publicación de los
documentos oficiales, la edición de periódicos.
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