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Atropelladas periodísticas


La entrevista es uno de los géneros periodísticos por excelencia. Sin embargo, en Santa Fe era poco utilizado en los primeros años del siglo pasado. Bombos y platillos cuando se publicaba alguna. Un ejemplo.
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La entrevista es uno de los géneros periodísticos por excelencia. Sin embargo, en Santa Fe era poco utilizado en los primeros años del siglo pasado. Bombos y platillos cuando se publicaba alguna. Un ejemplo.

En los diarios santafesinos de fines del siglo XIX y principios del siglo XX había dos géneros periodísticos predominantes y otras dos secciones infaltables.

En cuanto a los géneros, el editorial era casi el deber ser de un periódico. No existían las noticias, sino algunas informaciones editorializadas. Aparecían también algunas crónicas, no exentas de la opinión sobre el tema de quien escribía. Ocupaban hojas completas, además, los telegramas llegados especialmente desde Buenos Aires y la publicidad, que contenía clasificados, avisos, horarios de trenes y publicación de documentos oficiales.

La que no aparecía nunca, era la entrevista. Extraordinariamente, el 9 de abril de 1911 se publican dos entrevistas en el diario Santa Fe. Y así justificaba el periódico su publicación:

“Con el propósito de conocer, dentro de lo que las conveniencias públicas lo consintieran, novedades sobre el pleito santafesino, entrevistamos ayer separadamente a dos conspicuos hombres públicos, de la Coalición uno y allegado íntimo al oficialismo el otro, con la expectativa de que el actual momento político ha provocado era motivo más que suficiente para que usando la más eficiente de las armas periodísticas sometiéramos a las armas del reportaje a tan amables personalidades bajo la formal promesa de guardarles la incógnita”.

Continuaba el periódico presentando a sus misteriosos entrevistados. “Fue la primera víctima de nuestro ataque el personaje coalicionista y sin tiempo para sacudirse el polvo del camino prestóse sin embargo a la invitación de SANTA FE…”

Después del diálogo, explicaba: “Oír una de las partes solamente equivale a no oír nada, por eso nos echamos de inmediato a rodar por esas calles en busca de algún íntimo del gobernador para continuar con la interview. La buena estrella que nunca nos falta a la gente del gremio nos ha puesto con el tipo ideal para la atropellada”.

Qué los periodistas de antaño si hoy pudieran ver a movileros de radio y televisión, comiendo micrófonos después de alguna guardia. ¡Esas son atropelladas!

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