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Dos de archivos

La necesidad de una polĂ­tica de estado contundente respecto a los Archivos de la Memoria en la provincia de Santa Fe fue motivo de una nota en Rosario/12. CrĂ­tica, por su parte, informa de una excelente noticia: una partida especial para digitalizar documentos en riesgo del Archivo General de la NaciĂłn.

"Que nadie diga que no existen archivos hasta que hayamos buscado por todos lados".

En Santa Fe y Rosario se vienen -a principios de 2009- los juicios orales por Terrorismo de Estado. En esa dirección, Chababo asegura que los documentos que puedan hallarse o que están pero nadie los ha clasificado, "podrían ser de suma importancia en algunos casos". El titular del Museo de la Memoria de Rosario cree que "los archivos de la represión deben estar bajo una clara política de Estado que los preserve y determine la accesibilidad a los mismos". Por Leo Ricciardino


Para historiadores, investigadores y cientistas sociales en general; los archivos lo son todo y lo único que ha hecho por ellos la tecnología es facilitar su almacenamiento -que no es poco- pero jamás logrará reemplazarlos. En el trabajo, la lucha y la militancia por la memoria en nuestro país, siempre existió la idea de que la represión en la dictadura "no dejó archivos, ni registros". Y eso es, al menos, una licencia que por años permitió eximir a gobiernos y al Estado en general en todos sus niveles, de una verdadera tarea de búsqueda, clasificación y diseños de políticas de accesibilidad a esos archivos. Por fortuna, en los últimos años la tendencia comenzó a revertirse con los archivos de la DIPBA de la Policía de la provincia de Buenos Aires, hallados casi de casualidad y cuyo volumen y detalle pueden ser comparables con los documentos clasificados de la Stasi, la policía secreta alemana oriental durante la Guerra Fría. También el enorme trabajo que hizo y continúa el Archivo Nacional de la Memoria creado en 2003 por el gobierno nacional. Pero en esta provincia aún hay "una gran deuda en esta materia, no podemos seguir teniendo los archivos en containers apilados en la calle Obispo Gelabert de Santa Fe, hay que acelerar el trabajo de clasificación y rescate de esos documentos", dijo a Rosario/12 Rubén Chababo, titular del Museo de la Memoria de Rosario que -cuando llegue a su emplazamiento definitivo en Moreno y Córdoba, la ex sede del II Cuerpo de Ejército-, piensa tener un sector especializado en este tipo de archivos.


Además, hay que acelerar los tiempos porque "en 2009 se vienen los juicios orales y todo material que pueda aportar a estas causas podría llegar a ser valiosísimo", dijo el funcionario.


Precisamente, el Segundo Encuentro de Archivo y Derechos Humanos -que se realizará en Rosario el 25 y 26 de octubre-, "nace como una acción conjunta del Museo de la Memoria y Memoria Abierta de Buenos Aires, como un intento de empezar a fijar y profundizar en algunas pautas que nosotros consideramos esenciales y necesarias; en lo que tiene que ver con las políticas públicas relacionadas con los archivos del horror, los archivos de la represión. No estamos hablando de cualquier tipo de archivos, sino de documentos vitales relacionados con lo que pasó", explicó Chababo.


-¿Por quĂ© es necesario hacer este tipo de encuentros o generar este tipo de debates?


-Es porque a pesar de que ya pasaron 25 años desde la recuperación de la democracia y a pesar de que nosotros tenemos un campo cultural e intelectual sumamente poderoso y activo, las políticas de archivo en general en el país, se podría decir que van en retraso. Hay acciones que son sumamente reconocibles como las del Archivo Nacional de la Memoria que se crean inmediatamente después de 2003. Hace un trabajo impresionante como el que nosotros también hicimos aquí en el Museo, por ejemplo, con la digitalización de la causa Feced.


-¿La materia de la que hablamos requiere especializaciĂłn, o cualquier archivista o historiador está en condiciones de organizar este material?


-Necesita de una especialización porque cualquier trabajo con este tipo de archivos es muy importante, delicado. Primero porque un archivero que trabaja con documentos vinculados, por ejemplo, al Cabildo de Santa Fe, se encuentra con un determinado tipo de material. Pero si se pone a trabajar con archivos de la represión, halla un material absolutamente diferente. Porque los archivos de la represión en el mundo se han legislado de manera muy estricta porque sabemos que se refieren a personas -en muchos casos- que todavía están con vida, que han sido objeto de persecución política durante los años de la dictadura y para quienes esa documentación es sumamente importante. Por otra parte, esos archivos al ser de carácter sumamente minucioso y casi obsesivo por parte de las fuerzas policiales que los desplegaron; guardan información sobre la vida privada de esas personas. Por eso mismo, no se puede brindar una documentación a cualquiera que quiera venir a requerir un archivo sobre -por ejemplo- X persona.


En ese sentido, Chababo cita como ejemplo a quienes han trabajo de manera modélica y con una orientación "que debiéramos seguir, como es el archivo de la provincia de Buenos Aires, el de la DIPBA de La Plata que recoge 70 años de archivos construidos por la policía de Buenos Aires. Y son 70 años de seguimientos a miles de ciudadanos, y en este sentido es paradójico: El mejor objeto de memoria sobre el pasado reciente, lo han construido las propias fuerzas represivas. Quien quiera conocer algo de ese pasado deberá entrar, en muchos casos, a ese archivo. Por ejemplo, porque se encuentra desde el volante que se tiró en una manifestación del año 54 en la esquina tal y tal, hasta las consignas que cantaban un grupo de diez manifestantes en una plaza de Avellaneda. Está todo, con fotografías, volantes, etc. Lo cierto es que buena parte de estos archivos de la represión, han sido encontrados -al menos en la historia de América Latina- por azar. Las fuerzas represivas han intentado sistemáticamente desprenderse de esto".


-Por ejemplo, ¿quĂ© hay de ese viejo mito de que gran parte de la documentaciĂłn de la represiĂłn en Argentina volĂł a España en los primeros meses de 1983?


-La verdad es que sobre eso hay versiones encontradas. Pero es cierto que la mayor parte de lo que aparece es vinculado a las fuerzas policiales y no a las fuerzas armadas. Podríamos pensar que hay algún tipo de documentación que ha salido fuera del país y la verdad es que habría que consultar con algunos especialistas que hayan profundizado en esta temática en particular. Lo que sí podemos decir es que, no es como muchos dicen, "no existen archivos". Los archivos existen y se necesita una voluntad política de ir en busca de esos archivos, porque un particular cualquiera no puede golpear las puertas de una comisaría o de una dependencia policial equis, de cualquier provincia, y decir `señores, dénme los archivos'".


-En Santa Fe, ¿quĂ© es lo que hay en materia de archivos de la represiĂłn?


-Bueno, en su gran mayoría hay archivos de la policía, de lo que era el Servicios de Informaciones que ahora están en la famosa comisaría 4ta de la calle Obispo Gelabert en la ciudad de Santa Fe. Ahora, durante 25 años que llevamos de recuperación democrática, esos archivos han sido inaccesibles en términos generales para los investigadores, lo cual es algo fundamental y no se ha definido seriamente una política de acceso para esto. Una política de acceso necesita de los especialistas y es esto lo que estamos trabajando y para lo que necesitamos construir un territorio de diálogo y discusión sobre qué hacer y cómo manejar estos archivos. Estos archivos deben ser cuestión de Estado y no gubernamental, de éste gobierno por ejemplo, sino que se debe decidir qué hacer con esta materia de una vez y para siempre. Pero fundamentalmente, en el caso nuestro, es porque se trata de documentación sumamente importante para las causas judiciales. Además, nosotros nos enfrentamos -aunque parezca mentira- a que en no muchos años más empiece a ponerse en marca una corriente negacionista, como ha sucedido con el holocausto en Europa. Y la forma más fehaciente de poder refutar al negacionista es mostrándole la documentación. "Señor, cuando usted dice que estos fusilamientos no tuvieron lugar, acá está la foto, acá están los registros". Esto es algo en lo que los poderes públicos deben, cada vez más, tener conciencia de q ue es importante en una dirección jurídica pero también reparatoria, porque las víctimas son muchas. Y porque debemos llegar al núcleo de la verdad histórica en cada uno de estos casos.


-Hablando de políticas de Estado respecto de este tipo de archivos, en Estados Unidos es famosa la decisión de desclasificar esos documentos cuando pasan 30 años.


-Claro, y en ese caso han sido muy importantes para probar no hace muchos años atrás, cómo el Departamento de Estado y Henry Kissinger no sólo conocían sino que habían instigado los golpes de Estado en América Latina, sino que también habian avalado las políticas de extermino de opositores a esos regímenes que se instalaban. Es más, hay una parte escrita donde en un momento Kissinger dice "apúrense a matar", eso está escrito. Esto hasta ayer quizás era mito, pero después se encontró el documento. Entonces, los procesos de desclasificación son claves en los momentos transicionales de las dictaduras a las democracias.


Para el titular del Museo de la Memoria de Rosario, "nos encontramos aquí y ahora frente a una generación de gente muy joven que quiere saber a cerca del destino de sus padres. Entonces sabemos que fueron asesinados, desaparecidos, etc. Pero por ejemplo en el caso del archivo de La Plata, es posible reconstruir previamente la historia de ese crimen porque está la etapa previa de hostigamiento y de seguimiento". Y además insistió en que "han pasado 25 años de democracia y la deuda pendiente que tenemos en Santa Fe en materia de archivos de la represión, es trágica. Lo que hasta ahora tenemos son pilas de papeles que no están ordenados y sobre los que no se ha definido una política de accesibilidad y que logre ubicar a nuestra provincia dentro de la red de instituciones en el país que trabajan en ese sentido. Si pensamos que las políticas de aniquilación y de exterminio estuvieron a nivel continental a partir del Plan Cóndor, también tenemos que concluir que es lógico que haya habido un intercambio de información sobre -por ejemplo- personas que eran de Rosario y fueron perseguidas en Córdoba o viceversa y por lo tanto haya habido cruce de información entre las distintas fuerzas represivas de cada jurisdicción. Pero esto no es algo que imaginamos sino que está comprobado. Por eso debemos darnos una política seria de archivos, de conservación y de protección. Y tenemos la oportunidad, porque esto requiere presupuesto, gente especializada, pero los fondos cuando los hemos solicitado han aparecido".


-El Museo de la Memoria de Rosario, cuando estĂ© instalado en su sede definitiva del ex Segundo Cuerpo de EjĂ©rcito de Moreno y CĂłrdoba; ¿tendrá una secciĂłn especial vinculada a estos archivos?.


-Nosotros consideramos que esa sede que vamos a recuperar para el patrimonio de la ciudad para el 30 de mayo de 2009, debe tener una parte específica vinculada a los archivos. Y no solamente los archivos de la represión sino que pensamos también en otros archivos que tienen que ver con lo que uno puede llamar "la escena íntima" que también aporta otro tipo de información, quizás no judicial, pero se refiere puntualmente a todo ese material que lentamente vamos recuperando de madres, de hijos, de hermanos, de ex presos políticos que vienen con sus cajas con cartas, fotografías, partidas de nacimiento, etc. Nosotros tenemos que anticiparnos a la amenaza cierta de que digan que esto no ocurrió. Porque la memoria en sí misma no alcanza, porque la confianza en que la memoria solamente puede servir de reaseguro para garantizar a las futuras generaciones que eso ocurrió, es insuficiente. Ahí hay que ir por la documentación, porque si uno piensa en que hubo, hay y habrá quienes negaron la existencia del holocauso, sólo resta imaginar lo que puede pasar con las atrocidades cometidas por la dictadura argentina. Y también lo que tienen los archivos es que dan sorpresas, siempre hay cosas inesperadas, algunas de ellas muy tristes, pero están ahí y hay que afrontarlas.


Chababo refiere además un hecho muy contundente relacionado con documentos y archivos de la represión en Rosario. "No podemos olvidar que aquí tenemos el triste privilegio de haber sido objeto de uno de los mayores robos de archivos que tienen que ver con los materiales de la Causa Feced, en 1984. El famoso robo a Tribunales que es un lunar negro que nosotros tenemos y ahí se repone una dimensión que tiene que ver con quiénes actuaron para perpetrar eso: No fue una persona o dos, sino que hubo connivencia de sectores del Estado para que eso fuera posible. Quien destruye documentación de casos como estos, destruye evidencia y si destruye evidencia es cómplice y no quiere quedar involucrado en algo horroroso que ha cometido".


El funcionario señala que "ahora que la provincia de Santa Fe ha empezado a poner en marcha su programa de ProtecciĂłn a Testigos, tenemos los juicios orales que se vienen en los primeros meses del año prĂłximo; que está por ponerse en marcha ﷓— al menos lo que hemos charlado con la subsecretaria Rosa Acosta— programa de preservaciĂłn de todos estos materiales, tenemos que darle todo el apoyo y trabajar conjuntamente para estas decisiones no queden en la orfandad, sino sentir que hay instituciones como el Museo de la Memoria de Rosario que viene trabajando desde hace seis años y que cree que esto debe convertirse en polĂ­tica de Estado. Este es el momento, hay que aprovecharlo porque tenemos el apoyo de organismo como Memoria Abierta en Buenos Aires y el Archivo Nacional de la Memoria. Cuando pedimos ayuda la ayuda vino. El costo que tuvo la digitalizaciĂłn de la Causa Feced, no fueron dos pesos, sin embargo la plata apareciĂł y pudimos hacerlo. Fueron doscientas mil fojas que ahora están a salvo", concluyĂł Chababo.


La digitalizaciĂłn de la historia

La partida oficial permitirá salvar documentos que corren serios riesgos. Y habilita un millonario crédito del BID. Del papel al CD. Por Pablo Bruetman.


El viernes 5 en el BoletĂ­n Oficial se publicĂł el decreto firmado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por el que se reasignan 21 millones de pesos –que provienen del fondo para la transformaciĂłn de los sectores pĂşblicos provinciales– al proyecto de CatalogaciĂłn, Inventario, DigitalizaciĂłn, MicrofilmaciĂłn y ConservaciĂłn para la Guardia FĂ­sica de la documentaciĂłn histĂłrica del Archivo General de la NaciĂłn. Esa partida presupuestaria no sĂłlo es importante por el dinero en sĂ­, sino porque además es una precondiciĂłn para que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otorgue un prĂ©stamo de 13,6 millones de dĂłlares que permitirán salvar tesoros que están a punto de perderse. Con anterioridad, el Ministerio de EconomĂ­a habĂ­a desembolsado 180.000 pesos para estudios de prefactibilidad.


Originalmente el proyecto dependĂ­a solo del dinero del Estado y servĂ­a Ăşnicamente para que el archivo se adaptase –mejor tarde que nunca– a los avances tecnolĂłgicos pasando los documentos al formato digital.


El director del Archivo General, JosĂ© Luis Moreno, presentĂł el proyecto al BID con la inclusiĂłn de más puntos, como por ejemplo la creaciĂłn de un nuevo edificio: “Cuando ingresĂ© al archivo como director –cuenta a CrĂ­tica de la Argentina en su despacho– los 21 millones ya eran una cifra que el Ministerio del Interior habĂ­a obtenido de distintas partidas”. Si bien en un comienzo se iba a licitar el trabajo digital para tercerizarlo, finalmente se decidiĂł que el Archivo mismo, a travĂ©s de convenios con instituciones educativas, se encargue del trabajo. “De hecho ya tenemos –dice Moreno– un área de digitalizaciĂłn y con precarios medios se ha avanzado bastante con unas series documentales que corrĂ­an riesgo”.


El investigador del Conicet, designado como asesor tĂ©cnico del proyecto por el Ministerio del Interior, Juan Zabala dijo a CrĂ­tica de la Argentina que el trabajo comenzĂł con los estudios de prefactibilidad que, segĂşn explicĂł, son requeridos por el BID para realizar el prĂ©stamo. “Se está estudiando el espacio fĂ­sico que hay en la sede de Alem, las alternativas de digitalizaciĂłn, quĂ© tipo de tecnologĂ­a será necesaria y los documentos escritos. TodavĂ­a no sĂ© sabe con quĂ© se va a empezar en concreto”, reconociĂł Zabala, quien si bien se mostrĂł optimista, tambiĂ©n aceptĂł que el BID no ha dado la palabra definitiva con respecto a la financiaciĂłn: “Ya se iniciaron las gestiones para obtener el financiamiento pero tienen mucho pasos administrativos, de los cuales ya se han aprobado varios.


Faltan otras instancias de evaluaciĂłn, pero hay un consenso en que obtener el financiamiento del BID es muy factible” y es el Ăşnico que se anima a poner una fecha que baja las expectativas: “para que esto se concrete falta más o menos un año”, dijo.


Sin ese dinero será imposible realizar todos los cambios previstos. Con todo el presupuesto adjudicado, el plan es invertir seis millones de dólares en gestión archivística, 8,5 para la adecuación edilicia, tres en equipamiento tecnológico, 1,7 para coordinación y asistencia técnica y 800.000 dólares en gestión institucional.


Moreno se ilusiona con la revoluciĂłn del archivo: “Con la digitalizaciĂłn, muchos de los investigadores se van a sentar en una computadora y trabajarán las imágenes, y los documentos no digitalizados se seguirán consultando como antes. Una vez que estĂ© digitalizada, la documentaciĂłn se va a preservar en una caja porque el manoseo atenta contra ella”.


A MĂłnica Muñoz, directora de la AsociaciĂłn de Amigos del Archivo, hay algunas cuestiones del proyecto que no la terminan de convencer. “Va a fallar porque cuando empiecen a digitalizar lo que no está en condiciones tendrá que ser restaurado a un ritmo decoroso. Y el área de restauraciĂłn y conservaciĂłn no está preparada ni en maquinaria ni en cantidad de gente para sostenerlo”; y agrega una crĂ­tica metodolĂłgica: “quieren digitalizar primero lo que tiene mayor valor histĂłrico, pero nosotros creemos que hay que empezar por lo que está más deteriorado, lo que queremos sacar de circulaciĂłn”.


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