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Mientras menos puertas, más barato

Ya existía la policía pero parece que no alcanzaba. En 1879 en la ciudad de Santa Fe se experimentan varias carencias en materia de seguridad. Se reinstauró el cuerpo de serenos y se creó un impuesto según cuántas puertas tuviera un negocio, un banco y hasta las casas de familia.


El decreto que reinstauraba el cuerpo de serenos, decía en sus fundamentos que no bastaba “para la seguridad de las personas y de la propiedad el sistema de patrullas policiales”. Este cuerpo contaba con 20 empleados efectivos, 19 suplentes, un comandante de serenos y 2 ayudantes.


Dos años después, nuestra legislatura le puso precio a su trabajo. Se “tasaba” lo que debía pagar como impuesto de serenos según la cantidad de puertas que tuviera un negocio o casa.


Así, los bancos debían pagar 5 pesos fuertes mensuales por su puerta principal y 1 peso fuerte por cada otra puerta que tuviese. Las casas mayoristas de tienda y mercería, pinturería, almacenes navales, droguerías, joyerías y relojerías, 2 pesos fuertes por puerta principal y 6 reales por cada una de las demás.


Los hoteles, cafés, billares, fábricas de carruajes, corralones de madera, tejas, fierros, piedras de vereda, 1 peso fuerte por puerta principal y 4 reales por las demás.


Cada tipo de negocio, entonces, tenía varias tarifas. Las casas de familia también. Las puertas de zaguán de casas de familia, tenían un costo de 2 reales mensuales. Los cuartos a la calle habitados por familia, 1 real. La ley consideraba también puerta a toda ventana sin reja que sirva para colocar muestras.


Toda puerta, aunque no estuviere en uso, debía pagar desde que la habitación a que perteneciera se encuentre ocupada.

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