Se habla en estos días de las dificultades de los trabajadores de prensa para lograr unirse frente a su patronal, y de lo arduo que resulta lograr llegar con sus reclamos, manipulación mediante, al conjunto de la sociedad. Algunos datos de un conflicto de periodistas santafesinos que rompió el cerco informativo. Los aliados de los trabajadores y los aliados de El Litoral.
**Tengo unas fotos preciosas para ilustrar cada dato de este post. Pero blogger se emperró y a mí se me quemaron los papeles.
¿Por qué a los periodistas les cuesta unificar sus reclamos y ser un colectivo de trabajadores fuerte? No es osado extrapolar la historia del sindicalismo en prensa de Santa Fe al resto del país. Cualquier lector podría reconocer las mismas matrices, que resumo aquí pero que invito a leer in extenso en “Del apostolado al sindicalismo”:
- El periodismo comenzó siendo, declaradamente, un instrumento político. Claro que también lo es hoy. Antes era explícito.
- Los propietarios de los diarios apoyaban a tal o a cual candidato; consideraban que era el indicado para resolver los problemas de la ciudad, la provincia, o el país y por lo tanto, nadie podía dudar que, desde ese periódico, se estaba brindando un servicio a la ciudadanía: la orientaban para que, por ejemplo, elija bien a sus gobernantes.
- Cuando desaparece el diario unipersonal y comienzan a proliferar las redacciones, a sus integrantes les endulzaron los oídos: vos tenés una función especial, acá podés desarrollar tu vocación de servir a la patria orientando la opinión pública, sos muy importante. Y el ego es una cosa muy difícil de desinflar. Pero muy.
Básicamente, pero con muchos matices, así se gestó la cosa.
Los paros y el cerco informativo
Los diarios siempre se hicieron con gráficos y periodistas. Los primeros se constituyeron como asociación mutual y gremial en 1857. Los segundos tuvieron varias agrupaciones mutualistas pero la primera gremial se constituyó recién en 1938; en Santa Fe, en 1940.
Los gráficos de Santa Fe siguieron la tradición de su gremio y protagonizaron varias huelgas en la zona. La primera vez que los periodistas santafesinos realizaron una, fue de la mano de los gráficos, en 1946, contra el diario El Orden. Luego contra El Interior, en 1957. Y contra El Litoral, en 1968.
De los pormenores de esta huelga ya daremos cuenta; nos abocaremos en este post a relatar cómo los trabajadores de prensa y gráficos del vespertino rompieron el cerco informativo.
Tuvieron un aliado inesperado, obviamente no por solidaridad a los reclamos sino por un interés empresarial. Se trató de Marcos Bobbio, por entonces propietario de la revista Tiempo y titular de LT9 Radio Santa Fe (hasta agosto en que la concesión pasa a Ondafe) y de Canal 13. Enemistado con El Litoral, Bobbio dio amplia, amplísima cobertura a las distintas instancias de la huelga.
En Tiempo se publicó un extenso comunicado de los huelguistas:
…hacemos entonces una expresa DENUNCIA ante la opinión pública de las intenciones de estos empresarios, cuya única preocupación es la de acrecentar sus ingresos: SE TRATA AQUÍ DE QUEBRAR LA UNIVERSIDAD DEL PERSONAL DEL DIARIO “EL LITORAL” PARA DE ESA FORMA LLEVAR ADELANTE SUS PROPÓSITOS DE RACIONALIZACION EN BUSCA DE MAYORES ÍNDICES DE GANANCIA.
O dicho en término más claros: SE TRATA DE CONSEGUIR QUE LA MITAD DEL PERSONAL DEJE DE PRESTAR SERVICIOS EN LA MITAD DEL PERSONAL DEJE DE PRESTAR SERVICIOS EN LA EMPRESA…
En Canal 13 se entrevistaba a los trabajadores, como se ve en la foto que ilustra este post. Y LT9, además de brindar espacio en el aire, prestaba su terraza para desde allí vigilar los movimientos en el diario (por entonces ambos medios eran vecinos en calle San Martín).
Los huelguistas tuvieron además una iniciativa, de la que Bobbio se aprovechará tiempo después. Prensa Gráfica fue el diario que durante algunos meses sacaron a la calle los trabajadores de ambos sindicatos y que, suplió con éxito la ausencia de El Litoral. Bobbio colaboró económicamente en los últimos tramos de ese matutino y con ello obtuvo un “estudio de mercado” y una redacción que le permitieron sacar en diciembre Nuevo Diario.
Los trabajadores también repartieron volantes e hicieron manifestaciones, para horror de La Prensa y El Litoral.
Otro aliado de los huelguistas: el semanario CGT, que dirigía Rodolfo Walsh, abrió sus páginas al conflicto:
—¿Cuál es el saldo más importante de esta lucha para ustedes?
—La primera, y quizás más importante para nosotros, es que este conflicto ha consolidado de un modo definitivo la unidad de los dos gremios. Tenemos plena confianza en nuestras fuerzas, ya que juntos somos irreductibles.
La segunda, es la confirmación de que algo muy viejo pero que desgraciadamente suele olvidarse muy a menudo por parte de ciertos dirigentes: la única legalidad de la clase trabajadora, es su unidad y su fuerza; es nuestra única pero inapelable victoria.
“Acción contra la prensa libre”
Fue un conflicto especial, y el cerco informativo se rompió.
Cuando El Litoral volvió a la calle, el 20 de julio, habiendo despedido a gran parte de sus obreros gráficos y periodistas, habiendo “convencido” a algunos y habiendo tomado nuevo personal, apareció con un error que quedó para la historia: gráficos inexpertos imprimieron medio diario al revés.
Desde la gerencia del diario se habían emitido varios comunicados, pero pasaron desapercibidos en Santa Fe, y los únicos que los leyeron fueron quienes compraron La Prensa o La Capital. Esos fueron los aliados de EL Litoral.
Primero el vespertino se explicó: “Desde hace tiempo, y últimamente acentuándose, en los respectivos organismos sindicales de gráficos y de la gente de prensa local se viene desplegando una activa beligerancia extragremial, que aspira a rebasar su propia y debida esfera para alcanzar una proyección pública cuyos inconfesables designios únicamente son conocidos por sus promotores. En ambos organismos, en esto, no se hallan sus dirigentes al servicio de los fines a que expresa o implícitamente están autorizados, y así arrastran hacia un juego turbio a no pocos que exhiben, mucha veces, entusiasmo deportivo bullanguero más que propósitos de fines reales justos”.
Y agregó: “Al no ser editado “El Litoral” la ciudad fue presa de rumores y versiones equívocas acerca del conflicto, sus razones y sus consecuencias. Sin prensa escrita, sin auténtico periodismo informativo e independiente, ganada por pasquines y volantes que intentaban llenar el vacío dejado por su diario se difundieron sin pausa el libelo y la noticia interesada”.
Y luego reprodujo los conceptos de sus amigos. La más importante viene desde La Prensa. Ya con el diario en la calle, los despedidos realizaron una manifestación en la Plaza de las Banderas. Según el diario porteño, “cometieron desmanes e hicieron estallar bombas de estruendo” y molotov. La policía puso fin al acto y detuvo, en un automóvil, a “dos abogados de conocida militancia comunista y otros dos acompañantes de la misma filiación”. Dentro del auto, denuncia horririzada La Prensa, había propaganda a favor del castrismo, bombas sin estallar y “cartelones ‘de apoyo a los trabajadores en huelga’”.
El análisis de La Prensa, bajo el título Acción comunista contra la prensa libre, no tiene desperdicio: “El caso merece ser juzgado desde un punto de vista general, porque ha introducido una novedad en las prácticas de nuestro gremialismo militante. Sin que existiera motivo alguno de conflicto propiamente laboral, se ha recurrido a medios oblicuos para tramar la desaparición de un órgano periodístico; agravándose el hecho con el confesado propósito de aprovechar ese vacío para fundar un diario sindicalista que eventualmente conquistase a su masa de lectores. Y todo esto se desarrolla en una atmósfera de violencia callejera, terrorismo y propaganda comunista. ¿Se da comienzo por tal modo a un nuevo método para atentar contra la prensa libre, al amparo de las ‘conquistas sociales’? Esto ocurrió cuando lo dispuso la segunda tiranía, pero nadie habría imaginado desde entonces que se pretendiese repetir el ejemplo”.
Otro aliado: En su asamblea anual, la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) expresó a El Litoral “su amplia solidaridad en una emergencia tras de la cual se hizo evidente la intención de acallar a un órgano independiente de prensa mediante el recurso de la huelga”.
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