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Una solución para la soltería

“Colocar” bien a una niña casadera fue el desvelo de todas las madres durante muchas décadas. Y a veces todos los esfuerzos eran infructuosos. En clave de humor, una revista rosarina proponía la solución en 1910: el casamiento obligatorio.

El tema del casamiento preocupaba y mucho a los escritores de la revista Monos y Monadas durante ese año. Daremos cuenta en otro momento de ello, pero los “afiles” y el “egoísmo masculino” al no tomar a las mujeres por esposas fue material de varios números, a través de la sección “Pura Espuma”, un intercambio epistolar entre la autora de la página, Angelita, con su amiga Rosita.

En otra de las secciones de la revista, llamada “Monerías” y firmada por Cónsul I se realiza una propuesta para terminar con estos males.

Asegura Cónsul I que el proyecto no es de su “excluido caletre”, sino de una improbable ley sancionada por la legislatura de New Jersey, aunque “corregida y aumentada”.

La ley de casamiento obligatorio que proponía es la siguiente:

-Será obligatorio el casamiento de toda mujer mayor de 25, y de todo hombre mayor de 30 años.

-Toda soltera de más de 25 años y todo soltero de más de 30, que gocen de buena salud, tendrán que comparecer ante el intendente municipal una vez al año, el día que determine dicha autoridad.

-Se inscribirá en una papeleta el nombre de cada mujer y el nombre de cada hombre, colocándose las papeletas en urnas separadas, una que contendrá los nombres de las mujeres y la otra, los de los hombres.

-El secretario de la intendencia extraerá sucesivamente los nombres de los hombres, y a medida que se vaya anunciando el nombre de cada hombre, se extraerá una papeleta de la urna que contenga los nombres de mujeres; continuándose la operación hasta votar el número de papeletas de hombres.

-A cada extracción de un par de papeletas corresponderá un matrimonio; de lo cual certificará en el acto el jefe del Registro Civil, considerándose el casamiento, vitalicio o por término de tres años, de acuerdo con que haya habido prole o no.

-Si al terminar el tercer año de casamiento no hubiere habido prole, ese hecho constituirá el divorcio, y cada parte contraerá nuevas nupcias, asistiendo y tomando parte en el sorteo siguiente.

Cónsul I estaba convencido de las bondades de su proyecto y hasta fantaseó con los chascos, alegrías y desilusiones al momento de hacerse efectiva la ley.

—Un momento, va a empezar el sorteo.

En el gran salón de recepciones de la Municipalidad están a la derecha todas las solteras, comprendidas en la ley, y a la izquierda, los solteros. El secretario, serio como un corredor de servicios fúnebres, empieza a extraer una papeleta de la urna de los varones:

—José L…..

José es un muchacho guapo, vivo y con bastante moneda.

Del lado de las mujeres sucede a un infernal cuchicheo un silencio de plomo. Todas, todas anhelan a José L… por marido y si en ese momento se les hubiera preguntado cuál d ellas lo deseaba por esposo, todas a una contestarían: “Yo”. El secretario que se ha dado cuenta de la situación, prolonga el martirio de las aspirantes, se entretiene un rato en mirarlas, suspira largamente por ser ya casado y luego, despacio, penetrado de la gran importancia de la misión que desempeña, extrae de la otra urna una papeleta.

—Petrona M…

Suspiros, palmoteos, carcajadas, protestas.

La agraciada con el buen mozo es la renga Petrona, la parda Petrona que usa vestido colorado con moños verdes y cintas amarillas.

José, sin murmurar, acatando respetuosamente la orden, da el brazo a su nueva esposa y se marcha, sin cortejo nupcial, pero con la esperanza de acogerse a todos los beneficios de la ley, a los tres años exactos de ese día.

(Dedicado a Flavia y Fernando, que no necesitaron de ningún sorteo)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por la dedicatoria... pero no cantemos victoria antes de tiempo. Flavia

 
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