La cabeza de Pancho

Francisco Ramírez terminó sus días siendo muerto por las tropas de quien antes había sido su aliado. Su cabeza, trofeo de Estanislao López, expuesta para escarnio público. El trabajo del protomédico Rodríguez, suegro del brigadier, tuvo un costo de 42 pesos.
Mucho se ha dicho y escrito acerca de la muerte de Francisco Pancho Ramírez. La mayoría de los historiadores sostienen que murió en el intento de salvar a La Delfina, su cautiva y virtual esclava, cuando una partida enemiga la había echado en la tierra y comenzaba a desnudarla.
Ramírez, se sabe, había sido aliado de quienes participaron luego en su muerte. Estanislao López lo traiciona, según algunos, mientras según otros, tiene la visión estratégica de aliarse con Buenos Aires. Pero más allá de las polémicas que aún subsisten, lo cierto es que tropas de López le dan muerte el 10 de julio de 1821 en territorio cordobés. El gobernador de esa provincia envió la cabeza del caudillo a nuestro gobernador, quien a su vez la remitió a Santa Fe, ordenando que fuera exhibida en la Iglesia Matriz, al frente de la bandera, en una jaula de cualquier metal “para perpetua memoria y escarmiento”, especificando que fuera embalsamada o disecada por el cirujano.
Trabajo para el suegro de López, el protomédico Manuel Rodríguez, que al terminar su trabajo, pasó su factura. Con fecha 24 de julio, escribió: “Obsecuente del precepto de V.S. para que procediera a precaver de corrupción la cabeza del difunto supremo entrerriano, lo he cumplido en los términos que me proporciona la facultad que profeso, y creo que existirá por dilatado tiempo sin dañarse o corromperse, cuyo costo es el de 42 pesos”. El detalle de los gastos es por “espíritu de vino rectificado y alcanforado”; y por su trabajo personal por las operaciones realizadas sobre la cabeza. Rodríguez le dice a su yerno que espera que se “digne decretar el abono”, asegurándole que su escasez actual no le permitía evitar su justo reclamo.
El cura se opuso a exhibir la cabeza del supremo enterriano, por lo que la exposición del trofeo de López se hizo en el Cabildo, y luego fue enterrado en la iglesia matriz.